Todo Es Lícito, mas No Todo Conviene
Tu conciencia, una conciencia limpia, justificada, santa, debe saber que todo es lícito, pero que no todo te conviene y que no te puedes dejar dominar por nada.
Aunque te sea lícito ir a fiestas, hay fiestas a las que no te conviene ir. Hay fiestas que han cambiado la vida de una persona. Una mala fiesta ha cambiado la vida de muchas personas, porque en una mala fiesta conocieron a alguien que no debieron haber conocido.
No necesariamente es que sea malo, es que no conviene. Si hay algo que es lícito, pero te quiere dominar, decide que no te vas a dejar dominar por nada.
Tú debes ser dirigido por Dios y, después de buscar a Dios, debes hacer lo que él dice, y debes ser dirigido por tu conciencia. Ahora bien, tu conciencia no debe ser dirigida tan solo por lo que es lícito. Hay gente que quiere determinar lo que es lícito para librar su conciencia. El problema es que puedes librar tu conciencia y tomar muchas malas decisiones porque, siendo lícitas, no convenían y lo que querían era dominarte.
Las decisiones que tomamos en nuestra vida, dirigidos por Dios y dirigidos por una conciencia limpia, santificada y justificada, son las que nos hacen ganar respeto delante de Dios.
Los más grandes problemas que enfrentó David, los enfrentó en aquellas ocasiones en las que hizo aquello que le era lícito, pero que no le convenía. Pero, cuando hizo lo que le convenía, Dios siempre lo apoyó.
Lo que celebramos hoy de José fue que, cuando él pudo haberse acostado con la mujer de Potifar, no lo hizo. Seguramente, de haberlo hecho, el propósito de Dios para la vida de José no se habría detenido, porque Dios mandó a José allí para poder salvar a toda la familia, para poder tener un plan de cuatrocientos años hacia adelante. José era una pieza demasiado importante. El que iba a tener que sufrir las consecuencias de esa mala decisión era José. Dios lo iba a perdonar, pero no es lo mismo vivir bajo el perdón y la misericordia de Dios que caminar con la libertad de tu conciencia de que hiciste lo correcto.
Dios respetó cuando David pudo haber matado a Saúl y no lo hizo. David se contuvo al punto de que, cuando regresó el hombre que mató a Saúl, David lo mandó a matar y luego de preguntarle cómo se atrevía a ponerle una mano encima al ungido de Dios, si él nunca lo había hecho. David tuvo la oportunidad de matar a Saúl y no lo hizo y el mismo Saúl le dijo que David era mejor que él, queriendo decir que, si Saúl hubiese tenido una oportunidad como la que tuvo David de matarlo, él no se habría contenido, sino que hubiese matado a David.
Dios admiraba personas como David, como José, como Abraham, como Pablo. Estas personas cometieron grandes errores, tomaron malas decisiones, pero, cuando estaban en comunión con Dios, tomaban las decisiones correctas, eran dirigidos por Dios y eran dirigidos, no por lo que les era permitido, sino por la conciencia de libertad que les decía lo que tenían que hacer.
Vivir de la manera en que vivieron estos hombres, tiene grandes resultados para tu vida.
La razón por la que la gente no toma decisiones de esta manera es porque prefieren ceder al placer momentáneo y no ven recompensa en vivir una vida dirigida por Dios y dirigida por una conciencia, no de lo que es lícito, sino de lo que conviene.
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